El origen del Jamón Ibérico

De lo bueno, lo mejor - Jamones Benito Ibéricos

El origen del Jamón Ibérico

Como es evidente, hace 5.000 años nuestros antepasados no podían ir al supermercado a comprar todos los alimentos que necesitaban y conservarlos en la nevera. Así que, los pobladores de la época, tuvieron que ingeniárselas. Así evitaban que la carne que sacaban de los animales que cazaban no se pusiera mala.

El ahumado y el marinado, entre otras, son algunas de las técnicas que comenzaron a utilizarse. Conservaban diferentes tipos de carnes, pero, sin duda, la aparición de la sal lo cambió todo.

Cuenta la leyenda que el jamón nació cuando un cerdo murió ahogado tras haberse caído a un arroyo cuyas aguas tenían una elevada cantidad de sal. Fue recogido por unos pastores que lo asaron. Luego descubrieron que la carne salada tenía un sabor muy bueno, sobre todo las patas delanteras y traseras. Desde entonces, cada vez que se sacrificaba un cerdo, se introducían las patas en sal para mejorar el sabor. Pero esto es una leyenda.

La verdadera historia del Jamón Ibérico

Lo cierto es que la dominación musulmana de la península introdujo algunas restricciones a la elaboración del jamón. Todo lo procedente del cerdo estaba prohibido en esta religión. Sin embargo, en la parte cristiana, se continuó haciendo la crianza y la matanza, que se llevaban a cabo en los monasterios y conventos por ser allí donde se daban las condiciones necesarias para producir estos alimentos.

Mas tarde, en el Imperio Romano, tenían la necesidad de conservar la carne para que sirviera para consumirse durante todo el año. El proceso consistía en el salazón de la pieza y su curación para poder proteger mejor el estado de la carne. Fue esta necesidad la que permitió desarrollar la técnica de producción de jamones.

Durante los siglos XII y XIII, España creció y desarrolló la ganadería. Nuestros productos se exportaban cada vez más y los jamones y paletillas empezaron a ganar fama. Pero no fue hasta el siglo XIX cuando se popularizó entre todas las clases sociales. Seguro que has oído ese dicho “Del cerdo se aprovechan hasta los andares” pero por supuesto el jamón fue convirtiéndose en su parte más preciada.

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